El
campo energético humano conocido también como aura es una
manifestación de la energía universal íntimamente vinculada con la
vida humana. Ha sido descrito como un haz luminoso que rodea el
cuerpo físico y penetra en él, y que emite su propia radiación
característica.
Muchos
investigadores y científicos como Gerber, Tiller y Barbara Ann
Brennan (http://www.barbarabrennan.com) - científica y clarividente,
autora de "Manos que curan"(1987) y "Hágase la
Luz"(1993) - aunque con algunos matices y nombres distintos, han
concordado en la existencia de varios de los siguientes cuerpos
sutiles en la estructura multidimensional del ser humano
La
estructura energética del hombre se divide en una serie de capas o
cuerpos que interactúan entre sí, que cumplen funciones diferentes
y vibran en frecuencias distintas.
Estos cuerpos o capas son siete y
cada una de ellas está relacionada con un chakra de los denominados
mayores.
Los
siete planos en
los cuales el hombre está formado son:
etérico, emocional, mental, intuitivo, espiritual, monádico y
cetérico.
La
primera capa del campo y el primer chakra están relacionados con
el funcionamiento del cuerpo y la sensación física (sentir dolor o
placer físicos) La primera capa guarda relación con el
funcionamiento automático y autónomo del cuerpo.
La
segunda capa y el segundo chakra se relacionan con el aspecto
emotivo de los seres humanos. Son vehículos de nuestra propia vida
y de nuestros sentimientos emocionales.
La
tercera capa y el tercer chakra están asociados con nuestra
vida mental y el pensamiento lineal.
La
cuarta capa y el cuarto chakra se relacionan con el corazón; es
el vehículo por el cual amamos, no solo a nuestra pareja, sino a la
humanidad en general. El cuarto chakra es el que metaboliza el
proceso de amar.
El
quinto nivel y el quinto chakra, están relacionado con la
voluntad en conexión con la voluntad divina; se le asocia también
con el poder de la palabra.
El
sexto nivel y el sexto chakra están asociado con el amor
celestial que se extiende más allá del alcance del amor humano.
El
séptimo nivel y el séptimo chakra guardan relación con el
pensamiento elevado, el conocimiento y la integración de nuestra
formación espiritual y física.
El
estado de nuestro cuerpo físico es la consecuencia de una gran
cantidad de información y procesos que se van acumulando con el paso
de los años, hasta almacenarse en nuestros centros energéticos, eso
que solemos denominar «chakras».
Toda
nuestra biografía, se concentra en nuestros centros energéticos.
Una acumulación de pensamientos negativos puede llegar a atascar, e
incluso bloquear, el buen funcionamiento de un chakra.
La sensación de no haber sido amado, respetado o comprendido durante
la infancia, el doloroso luto por un ser querido etc, son
experiencias que pueden perturbar el buen funcionamiento de uno u
otro chakra.
Los
siete chacras principales, que están alineados en la columna
vertebral, cada uno con su correspondiente cualidad, estructura,
forma y color específicos. Se complementan entre ellos; no funcionan
por separado unos de otros. Al igual que un vehículo sólo puede
rodar perfectamente si las cuatro ruedas se encuentran en buen
estado, el ser humano no puede resplandecer si no mantiene abiertos
todos sus chacras.
Cuando
los chakras
están
cerrados, la fuerza vital se bloquea, los antiguos esquemas resurgen
y hay estancamiento La vida se percibe y se siente como una
obligación.
Por
el contrario, cuando permanecen abiertos, el espíritu puede
manifestarse mejor en la materia, el tiempo y el espacio.
Los
cuerpos sutiles son capas que envuelven el cuerpo físico y que
juntas conforman nuestra aura.
Los
chakras y los cuerpos sutiles funcionan como una pareja:
-
Los chakras son yang,
masculinos y activos.
- Los cuerpos sutiles son yin, femeninos y pasivos.
- Los cuerpos sutiles son yin, femeninos y pasivos.
Si
los chakras
se
encuentran abiertos y resplandecientes, pueden proporcionar la
energía que necesitan los diferentes cuerpos sutiles así como el
cuerpo físico, a fin de recobrar o mantener un perfecto estado de
salud.